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Te enseñamos a hacer jabón casero

Jabon casero

Es algo que hacían las abuelas, aunque hoy en día ya pocas personas recuerdan cómo se hace. A nosotros es una idea que nos gusta mucho porque se aprovecha un producto de desecho y contaminante, como es el aceite usado, y se convierte en algo tan preciado como un jabón natural, válido para todo, biodegradable y de estupendas propiedades. Para hacerlo en casa se necesitan muy pocas cosas así que hoy queremos animarte a practicar esta antigua tradición: preparar un par de quilos de jabón y repartirlo entre amigos y familia como si fueran tesoros.

Aprovechar el aceite usado

¿Sabías que el aceite que desechas de la fritura es altamente contaminante del agua? Si lo viertes en el desagüe terminará dañando el lecho de ríos y mares y afectará a animales y plantas de ese ecosistema. Por ese motivo debes evitar deshacerte del aceite de ese modo, lo que se aconseja es acumularlo en una botella de plástico y llevarlo a un punto verde donde lo reciclarán… o practicar un reciclaje casero, que te permitirá lavarte con un jabón natural de fabricación propia. El jabón casero es biodegradable y no contamina, resulta excelente para pieles reactivas o casos de acné y, si lo hacemos con aromas o esencias especiales, ¡es un regalo estupendo en navidad!

Consideraciones previas

Necesitas poca cosa:  500 gr de sosa cáustica, que puedes comprar en droguerías, 3 litros de aceite usado, 3 litros de agua y un poco de paciencia.

La sosa cáustica reacciona con el agua. Debes evitar el contacto con la piel y tener cuidado con los vapores que produce. Busca un espacio ventilado para trabajar y protégete con guantes y gafas protectoras.

Ten a mano un poco de vinagre por si te salpicara un poco de sosa cáustica.

La preparación

·  En un recipiente grande (un barreño, un cubo de plástico, puchero grande), se vierte la sosa cáustica y sobre ella el agua, con cuidado para que no salte la sosa cáustica, que quema.
·  Añade el aceite sucio (antiguamente también se echaba sebo animal para que cuajara antes) poco a poco y ve moviendo con un palo de madera en una sola dirección. Esta es la parte más pesada del trabajo, ya que tendrás que emplear una hora y media, hasta conseguir que cuaje. Si quieres, cuando ya tengas la mezcla hecha, puedes usar la batidora, pero deberás seguir girándola y siempre en la misma dirección. La sosa cáustica quemará el aceite, y a medida que se vaya enfriando verás cómo obtienes una mezcla espesa blanquecina. Este será el momento de añadir esencias, aceites u otros.
·  Repártelo en latas cuadradas grandes y de no demasiada altura (como las antiguas de membrillo) a las que habrás realizado un orificio en la base previamente.

·  Sitúa las latas encima de un cartón absorbente. La idea es que repose el jabón y que se desprendan las últimas gotas de aceite que hayan podido quedar. Una vez que ha reposado dos o tres días, ya puedes cortarlo en trozos.

Los usos

Aunque la mayoría de nosotros tenemos los armarios llenos de productos de limpieza lo cierto es que hay pocas cosas que no limpie… el jabón. El jabón casero es especialmente suave para las manos y el cuerpo, pero también el pelo se beneficia. Si lo usamos para lavar la vajilla, no sólo ahorraremos considerablemente, además protegeremos nuestras manos de los agresivos productos que se comercializan. También podemos usar las virutas que se desprenden al cortar; se mezclan con agua y tras unas horas tenemos un estupenda mezcla para limpiar el suelo. Magnífico también como quitamanchas, sólo tenemos que restregar el jabón por sobre el tejido humedecido.

Jabones especiales

A partir de la receta básica (aceite, agua y sosa cáustica) puedes producir jabones de lo más especial. Puedes batir unas hojas de aloe vera y dar al jabón las propiedades de esta valoradísima planta. Otros jabones valorados por sus propiedades son el de avena o los pétalos de rosa. También puedes emplear esencias, como la lavanda, el jazmín, la naranja o el limón o colorantes naturales. Y si lo que quieres es que tu jabón sea blanco como la leche, añade un corrito de añil. Para añadir cualquier sustancia lo mejor es que esperes a que la temperatura de la mezcla, ya que la reacción con la sosa cáustica produce calor y la temperatura puede afectar a algunas esencias.

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