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La música y la salud

música y salud

Todos sabemos que la música tiene mucha influencia en nosotros, especialmente en nuestro estado de ánimo. La música tiene el poder de hacernos sentir más relajados, más alegres, más nostálgicos o más eufóricos. Y eso no es poco, ya hemos comentado varias veces que el estado de ánimo es uno de los factores más importantes de la salud. Pero recientes estudios o, mejor dicho, la puesta en común de más de 400 estudios en el campo de la neurociencia de los últimos años, nos muestran que la música puede hacer mucho más por nosotros: la música influye en nuestra forma de pensar, en nuestra forma de actuar, en nuestra forma de percibir y, finalmente, en nuestra salud. Hoy en “Feliz como una perdiz” hemos recogido unos cuantos ejemplos de estudios al respecto que nos han parecido sorprendentes:

La música y el estrés:

Quizá este punto no te sorprenda en exceso. Cualquiera es capaz de sentir la velocidad con la que la música es capaz de disminuir esa tensión crónica y tan dañina que llamamos estrés. Sin embargo, aunque todos conocemos hoy en día los devastadores efectos del estrés en las personas, pocos optamos por la sencilla y económica opción de la música.
Protege la capacidad auditiva: Según un estudio publicado en Washington Post en 2011, las personas que han tocado un instrumento toda su vida pierden sus habilidades auditivas más lentamente, de modo que un músico de 70 años en una habitación ruidosa, tiene la misma capacidad de escuchar una conversación a media voz que alguien ¡20 años más joven!

Mejora la salud del corazón:

Un grupo de investigadores de la Universidad de Maryland encontraron en 2008 una relación entre la música y la salud vascular. Los estudios probaban que tras escuchar música alegre los vasos sanguíneos se dilataban una media de un 26% mientras que tras escuchar música angustiante se reducían en un 6%. Esto tiene efectos en la circulación, en el colesterol y en la presión sanguínea.

La música y el dolor:

Diversos estudios se han realizado en este área y aún son muchos los misterios alrededor del tema. ¿Se trata de la distracción que ofrece la música? ¿Se trata de hormonas que potencian nuestra sensación de placer? ¿Se trata de un efecto producido por la relajación? Sólo sabemos que emplear ritmos y melodías para paliar el dolor es algo que hemos hecho desde los mismísimos inicios de la historia de la música, en la prehistoria. Con las nuevas investigaciones, las terapias musicales destinadas a mitigar el dolor vuelven a los hospitales para mejorar la calidad de vida de los enfermos.

La música y el cáncer:

En los últimos años, investigadores y terapeutas musicales han puesto sus ojos sobre esta enfermedad, que afecta a tantas personas cada año. Hasta ahora se ha comprobado que la musicoterapia tiene efectos significativos en reducir la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida, y aliviar moderadamente el dolor, de los pacientes con cáncer. Actualmente se investigan posibles efectos sobre el sistema inmunológico u otros factores relacionados con la enfermedad.

La memoria:

Varios estudios han vinculado la música a la capacidad cognitiva y la retentiva. 15 años atrás un primer estudio señalaba una relación directa entre la formación musical de los niños y su memoria verbal. Este estudio ya parecía señalar que había ciertas regiones del cerebro que se activaban durante la escucha activa de música y que podrían estar relacionadas con la memoria. Desde entonces han sido varias las noticias que han ido surgiendo, como que los músicos tienen de media mejor memoria, no sólo auditiva sino también visual, o que las personas con amnesia no suelen olvidar la música. Este último descubrimiento abrió las puertas a una nueva vía de investigación y aplicación de la musicoterapia en pacientes con Alzheimer o demencia senil.

Mantener la agilidad mental:

Según los resultados de un estudio realizado en grupos de población por encima de los 60 años, parece existir una relación bastante clara entre las horas dedicadas a la práctica de la música y la agilidad mental.

Reduce la ansiedad:

Un estudio publicado en la revista Depression and Anxiety nos cuenta que los síntomas de ansiedad pueden reducirse a la mitad tras 3 meses de someterse diariamente a sesiones de masajes. Lo sorprendente del estudio es que, a modo de comparación, algunos participantes del estudio simplemente se tumbaban en la camilla y escuchaban música relajante. La reducción de los síntomas en los pacientes de un grupo y de otro fue exactamente la misma.

Otras aplicaciones en medicina:

Son numerosos los estudios que nos sorprenden con sus conclusiones y las aplicaciones en medicina. Un estudio finlandés descubre que la música tras los infartos resulta muy positiva en el proceso de recuperación de las facultades mentales. Otro estudio, que de momento sólo se ha probado con ratones, indica que la música clásica, en especial Mozart y Vivaldi, reduce las posibilidades de rechazo tras un trasplante de corazón. A su vez estudios llevados a cabo en varios hospitales concluyen que los pacientes que escuchan melodías sencillas cuando están en la mesa de operaciones, incluso estando dormidos, se mostraban más relajados y, por lo tanto, presentaban menos riesgos en operaciones complejas.

Estos son sólo algunos ejemplos, pero la historia de la neurociencia y la experiencia de cada una de las personas, recoge muchísima información útil sobre cómo podemos usar la música en nuestro beneficio. ¿Y tu? Además de para disfrutar con ella, ¿para qué usas la música?

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