
Pizza de queso, fresas y rúcula
¿Listos para degustar esta pizza de queso, rúcula y fresas?
Siempre he tenido cierta predilección por la musicalidad de la comida, por la capacidad que tienen los platos de componer bandas sonoras y por lo que resuenan esos fabulosos conciertos en mi cabeza cada vez que algo -no sé muy bien el qué- hace levantar la batuta.
Hay olores que, inevitablemente, me llevan a pasear con los pies en la arena. ¿No os ha pasado alguna vez? Los olores nos hacen viajar por el sistema límbico, sacuden nuestro hipotálamo y hacen caer -como manzanas- nuestros recuerdos sobre la base de nuestra lengua.
¿Sabéis? A mi la paella al fuego de leña me hace bailar un vals con mi madre, el olor de la comida exótica me lleva de viaje relámpago a las carcajadas de mi hermana, la sopa de caracol no me suena a la canción que todos conocemos sino a la perfecta sinfonía de los ojos grises de mi abuela y el tacto de la base de la pizza me hace sentir las manos de mi hermano.
Si algo de todo este viaje sensorial me fascina, es cerrar los ojos y quedarme embobada escuchando la orquesta sinfónica que forman los ingredientes, sonando imperfectos y diferentes en el cielo de mi boca. El crujiente es una de mis notas preferidas, hace que me tiemble el pecho como en los conciertos de verano.
Espero que la base de la pizza, el burbujeo del queso o el color de las fresas traigan consigo alguna canción que suene inolvidable para ti. Seguro que alguien alguna vez tocó estas notas para ti por separado, pero juntas -créeme- te van a hacer bailar inevitablemente.

Preparación
Ingredientes
Masa de pizza
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Fresas
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Nueces
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Hojas de rúcula
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Hierbabuena
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Aceite de oliva
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