¿Inflamación, hinchazón o aumento de peso? Muchos se enfrentan a estos desafíos diariamente sin conocer su origen. Esto puede condicionar nuestra calidad de vida por su incomodidad, por dudar acerca de qué está provocándolo y por no saber muy bien qué hacer al respecto.
Diferencias entre hinchazón e inflamación
La hinchazón y la inflamación en la zona abdominal pueden compartir síntomas similares pero existen diferencias significativas entre ellas.
La hinchazón, también llamada “distensión abdominal”, se refiere a la acumulación excesiva de gases y líquidos que puede aparecer en cualquier momento del día de manera puntual y que provoca esa sensación de estar inflada/o. En la mayoría de los casos, los gases o la retención de líquidos, desaparecerán al cabo de unas horas.
El origen de la distensión puede ser: comer rápido, estado nervioso, ingesta de alimentos flatulentos como las crucíferas o las legumbres, una indigestión, el estreñimiento, ciertas intolerancias como a la lactosa o fructosa, el consumo de bebidas gaseosas…
Por otro lado, la inflamación es una respuesta del sistema inmunológico ante ciertos componentes o agentes extraños que no es capaz de asimilar o digerir adecuadamente. Es un mecanismo de defensa en el que el organismo libera sustancias inflamatorias.
Podemos hablar de dos tipos:
Sistémica
Se trata de una inflamación de bajo grado en la que se cronifica el estado inflamatorio. Esta situación afecta a nivel sistémico e implica la posibilidad de desarrollar otras patologías a largo plazo como hipertensión arterial, diabetes, problemas cardiovasculares, cáncer… El origen de la inflamación puede ser un problema digestivo como colon irritable, celiaquía, un virus latente, obesidad, un problema emocional sostenido en el tiempo, falta de sueño o tabaquismo, entre otros.
Local
Es una inflamación aguda que se resuelve cuando el sistema inmunológico se pone a trabajar para deshacerse del agente extraño y lo consigue. El origen puede estar, por ejemplo, en una infección bacteriana, que se resuelve sin problema tras ponerse a trabajar nuestro sistema inmunológico.
¿Qué se puede hacer para mejorar?
Para abordar estos problemas es fundamental realizar cambios en el estilo de vida:
- Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados ricos en harinas y azúcares refinados, sal…
- Dieta rica en antioxidantes, como frutas y verduras.
- Grasas saludables como las que se encuentran en el aceite de oliva virgen extra, aguacate, semillas, frutos secos y los pescados azules.
- Cuidar la microbiota intestinal (probióticos y prebióticos).
- Comer cantidades adecuadas para evitar sobreingestas.
- Comer despacio para que la digestión se realice adecuadamente, comenzando en la boca con la masticación y la saliva. Sigue estos consejos sobre cómo comer con calma con esta técnica de Mindful Eating.
- El ejercicio regular también será beneficioso. Puede ayudar a reducir la inflamación y el estrés y a mejorar el metabolismo.
- Consultar con un profesional por si existe alguna intolerancia alimentaria o problema digestivo. Algunos ejemplos son SIBO (Sobrecremiento bacteriano), SII (Síndrome de intestino irritable) o gastritis. De esta manera, podremos abordarlo con el tratamiento farmacológico y las pautas dietéticas necesarias.
Además de los cambios en la dieta y el ejercicio, el manejo del estrés juega un papel importante en la reducción de la inflamación e hinchazón. La meditación, la práctica de yoga y la búsqueda de actividades relajantes pueden ser útiles para mantener los niveles de estrés bajo control.
En conclusión, la hinchazón y la inflamación son problemas diferentes pero directamente relacionados que pueden estar vinculados al aumento de peso. Abordar estos problemas requiere de una comprensión de sus causas y la adopción de hábitos de vida saludables. Es importante tener claro que no es normal vivir con inflamación diaria ni hinchazón habitual, por lo que es recomendable consultar a un profesional sanitario para obtener un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento personalizado.
Identifica si es hinchazón, inflamación o aumento de peso
- Es hinchazón si te levantas con el abdomen bien pero tras alguna ingesta concreta aparece la distensión abdominal. Esta desaparece al cabo de un tiempo tras la expulsión de los gases o después de tomar una infusión digestiva, por ejemplo.
- La inflamación, sin embargo, es recurrente y sucede a diario. Se identifica cuando te levantas con el abdomen algo inflado y solo va a peor a lo largo del día, hagas lo que hagas.
- Cuando ganamos grasa corporal, aunque cada cuerpo puede tener una tendencia a acumular en ciertas zonas, suele repartirse por más partes del cuerpo pudiendo percibir los cambios una/o misma/o.
- También influye cómo nos encontramos emocionalmente. En épocas de estrés podemos notar mayor hinchazón (se ingiere más aire) e inflamación por estrés sostenido en el tiempo, que afecta de manera sistémica con una posible repercusión en el peso.
- Para identificarlo, también debemos analizar cuándo se notan los síntomas:
- Si es después de las comidas, la hinchazón puede ser debida a comer en exceso, a comer rápido, a ciertas intolerancias u otros problemas digestivos.
- La inflamación, además de percibirla a nivel abdominal, suele ser una sensación más general de pesadez.
Con la inflamación existe una sensación continua de empeoramiento sin importar lo que se coma. La hinchazón, por su parte, es temporal y es más fácil encontrar el origen que la ha provocado.
Relación entre el aumento de peso y la hinchazón y/o la inflamación
Cuando hablamos de un aumento de peso (aumento de grasa corporal), tanto la hinchazón como la inflamación pueden estar involucradas. Se trata de una relación bidireccional. Por un lado, la obesidad (por diversos motivos, como una alimentación poco saludable, el estrés, la falta de ejercicio y otros factores ambientales) provoca inflamación de bajo grado y también hinchazón abdominal. Por otra parte, una inflamación de bajo grado por otros motivos, puede afectar negativamente el metabolismo alterando la capacidad del cuerpo para regular los niveles de azúcar en sangre, ralentizándose dicho metabolismo y desajustes hormonales que podrían llevar a un aumento de grasa no deseado.
