El 15% de la población padecerá depresión en algún momento de su vida. Nos pasamos la vida intentando ganárnosla. Es normal que no nos apetezca prepararnos un plato de acelgas al llegar por la noche de trabajar. Necesitamos algún tipo de placer fácil y recargar energía. Comemos más que nunca, y nos movemos menos que nunca. Y 8 de cada 10 personas que hacen dieta fracasan. En este artículo veremos cómo afecta la alimentación a nuestras emociones.
Cómo afecta la alimentación a nuestras emociones
Comemos para liberar tensiones, relajarnos, distraernos, porque es la hora, para premiarnos, recompensarnos, celebrar, sentirnos parte de un grupo… Gracias a lo que hemos visto de pequeños (a veces queremos recordar momentos felices en los que había ese alimento) y en los medios (como el pequeño break de chocolate que nos dicen que nos hace sentir tan bien en el sofá), cada vez más personas comen con ansiedad. Y el problema no es con la comida, sino con más aspectos de la vida. La mayoría de las veces comer no soluciona la necesidad real o el vacío emocional que necesitamos llenar. Por el contrario, nos genera malas digestiones, cansancio después de comer, dificultad de concentración, remordimientos, empeora la autoestima, aumenta el sobrepeso (España es el segundo país de Europa con más sobrepeso) y otras enfermedades de las cuales ya no somos conscientes…
¿Qué tipo de alimentación nos ayuda a equilibrar nuestras emociones y a sentirnos mejor?
Nutritiva
El equilibrio de los nutrientes necesarios nos hace funcionar bien, con bienestar y energía. En este sentido, la base de nuestra dieta deberán ser las verduras y las frutas, después las proteínas de calidad, las grasas de calidad y, por último, los cereales integrales.
Consciente con el planeta y los animales
La fuente de nuestros alimentos, energía y paz; una consciencia tranquila te acerca más a la felicidad.
Inteligente
Alimentación más real y natural, con menos alimentos procesados.
Social y flexible
No vivimos en una burbuja, sino en sociedad. Disfrutemos de forma puntual de una paella con los amigos, los canelones de la abuela, una tarta de cumpleaños… mientras vamos introduciendo recetas sanas y combinaciones saludables para el día a día.
Limpia
Huyamos de aquellos alimentos o bebidas que generan más toxicidad y lo enferman. Cuidado con el azúcar, las grasas de embutidos de mala calidad y procesados, aceites vegetales refinados y alcohol.
A tener en cuenta
Salud digestiva
Si cuidamos nuestra salud digestiva, conseguiremos mejores conexiones neuronales y pensaremos mejor, tendremos menos enfermedades y menos dolores, mayor sensación de bienestar, las hormonas más equilibradas, descansaremos mejor, tendremos más energía y mejoraremos el ánimo.
El segundo cerebro está en los intestinos, porque allí se sintetizan neurotransmisores relacionados con el estado de ánimo. En este sentido, son claves la mucosa digestiva (las paredes que recubren el tubo digestivo) y las bacterias que viven en ella (debemos tener gases pero que no huelan mayoritariamente, que no se acumulen, que no se hinche demasiado el abdomen, que no duela, que no haya acidez ni ardores y debemos ir al baño todos los días de 1 a 3 veces al día).
Disfrutando con los sentidos
Aprendiendo a saborear a través del mindful eating, por ejemplo, comiendo despacio y tomándonos nuestro tiempo para disfrutar y ayudar a la digestión.
Que se adapte a ti
Escuchando tu cuerpo, probando, experimentando, cocinando y cambiando, encontrarás aquello que te haga sentir mejor, más allá de las modas.